Entre los sucesos interesantes que tienen lugar durante la gobernación de Pedrarias en Castilla del Oro hay uno que excita particularmente el interés de los curiosos que no sienten el llamado de la historia pero que atienden con avidez a los sucesos de actualidad: nos referimos al descubrimiento y devenir histórico de la perla “Peregrina”, aquella que Richard Burton adquirió para Liz Taylor en una subasta neoyorquina el 23 de enero de 1969, y que fue noticia en todos los periódicos.
La actriz Elizabeth Taylor recibió la Perla «Peregrina» de su esposo Richard Burton en 1969. Foto de “El Español”
El Archivo conserva documentación muy interesante sobre la perla “peregrina” que desmiente las leyendas que sobre esta joya existían, y la sitúan en su momento histórico y en los hechos reales. Si consultamos Wikipedia, se nos dice que “la peregrina” fue sacada por un esclavo en Panamá y regalada en 1580 por el alguacil mayor de Panamá a Felipe II. Cronológicamente, esto no puede ser cierto pues si fuera así, ¿cómo puede ser que se muestre en el retrato que Tiziano hizo de la Emperatriz Isabel? Leyendo con atención la Historia General de las Indias, de Francisco López de Gómara, vemos que al hablar de Tararequi o Isla de las perlas apunta: “se dice que después de la entrada que ordenó Pedrarias a Gaspar de Morales, y tras una fuerte resistencia de los indígenas, estos se sometieron y, para complacer a los españoles, el cacique les dio una cesta de perlas. Hubo una de 26 kilates y otra de 31 kilates, muy oriental y perfectísima, que compró Pedro del Puerto, mercader, a Gaspar de Morales, el cual no pudo dormir en toda la noche de pesar por haber pagado tanto por una piedra, y al día siguiente la vendió al gobernador por lo mismo que le costó”. Parece que esta es la noticia más fiable, salvando el dato de la compra directa, pues el Archivo guarda el acta de la subasta de la perla que se celebró en tres jornadas sucesivas, entre los días 19 y 21 de agosto de 1515, y de cuya importancia nos podemos hacer una idea por las autoridades presentes en la subasta. Asistieron a ella tanto el gobernador como el obispo de Darién, el alcalde mayor, el contador, el factor y el tesorero, así como una buena parte de la colonia.
ACP (PU B-10k): Acta de la subasta de la perla rica, traída de la isla de las perlas por Gaspar de Morales. Se celebró en la Plaza de Santa María de la Antigua de Darién en tres jornadas sucesivas, rematándose en el mercader Pedro del Puerto por 1200 pesos de oro (Darién, 19-21 agosto 1515).
Según nos dice Gómara, Pedro del Puerto se la compró a Gaspar de Morales directamente; pero esto es inexacto porque teniendo en cuenta su elevado valor y que todos los expedicionarios que fueron con Morales en la entrada tenían derecho a su parte en los beneficios de la expedición, la subasta era obligada para poder hacer las partes. Después de la subasta, del montante del remate se dedujo el quinto real y luego se repartiría el resto entre los expedicionarios.
Hemos visto que la perla fue comprada por Pedrarias a Pedro del Puerto y en su poder quedó los siguientes cinco años, hasta que en 1520 Isabel de Bobadilla, mujer del gobernador, regresó a España, trayendo consigo la perla. Otro de los documentos que conserva el Archivo nos explica en qué momento la perla pasó a manos de la Emperatriz.
ACP (PU 116-2g): Traslado de una cédula de la Emperatriz Isabel a sus oficiales de la provincia de Nicaragua para que entreguen a Isabel de Bobadilla, mujer que fue de Pedrarias Dávila, 2.000 pesos de oro, de valor de 450 maravedís el peso, por la compra de dos perlas. (Medina del Campo, 14 enero 1532-11 mayo 1532)
Estas dos perlas son las que menciona Gómara de 26 y 31 kilates. Parece ser que Isabel de Bobadilla las mantuvo en su poder hasta después de muerto Pedrarias, cuando las necesidades financieras de la familia hicieron aconsejable su venta. La proximidad entre Isabel de Bobadilla y la Emperatriz se debió iniciar cuando a la vuelta de aquélla de Panamá, el Emperador se consideró en la obligación de proteger a la mujer de su gobernador, que no podía cobrar sus sueldos y quitaciones completos en la colonia. Ya en 1527 D. Carlos firmó una cédula ordenando a su aposentador Juan de Ayala que aposente en la corte a la mujer de Pedrarias. Cuando el Emperador marchó a Europa, sin duda dejó encomendada a su mujer la esposa de su leal vasallo cuyos servicios pensaba utilizar aún muchos años, pues conservamos varias cédulas de la Emperatriz ordenando a los oficiales de Nicaragua que paguen a Isabel de Bobadilla los salarios y ayudas de costa no cobrados por Pedrarias, así como otras rentas de nueva concesión otorgadas en consideración a los grandes servicios prestados por su marido. No es cierto, por tanto, que la perla fuera adquirida por Felipe II, ni imposible que la peregrina luciera en el cuadro que Antonio Moro hizo de María Tudor. La documentación fehaciente viene a echar por tierra las leyendas, comúnmente admitidas, que sobre esta joya se han forjado